Nuestros primeros pasos en el mundo canino los dimos formando parte en cursos de adiestramiento, porque cuando llegó a mí era un demoniejo de cuatro patas al que había mucho que enseñar. Tiempo después, tuvimos las primeras tomas de contacto en exposiciones caninas, primero en concursos regionales y después, en shows nacionales. Con ella fueron también los primeros rings, y por supuesto, los primeros fallos garrafales con los que aprendimos a mejorar.

Quara llegó a mi vida como llegan las cosas importantes, de casualidad y sin intención de que se quedase, pero a pesar de unos comienzos difíciles llevamos toda su vida juntas y, después de tantos años de aprendizaje a su lado me ha enseñado muchas cosas que ahora me sirven a diario. Y es que, una gran parte de lo que hace que esta empresa funcione, se paciencia, a entender el trato que corresponde con cada perro, que las rehabilitaciones de comportamiento pueden durar toda la vida y a saber afrontar las sesiones de peluquería con la energía que requieren. 

Por ser la base de todo, Quara no podía faltar en esta presentación. Y es que aunque no se la vea trabajar en la tienda, ya ha hecho el trabajo en los años previos formándome a mí y a otros futuros veterinarios, ATVs y peluqueros caninos en sus años como perro de prácticas en los que ha sido un perro ejemplar al tener tolerancia a la manipulación, buen carácter y aguante en sesiones de prácticas de radiología, extracciones de sangre y hasta en sesiones de tinte fantasía.

Quara ha sido el perro que necesitaba en todo momento y por el que a día de hoy Huellitas tiene la formación y capacidad necesaria para ofrecer servicios caninos de calidad a todos sus clientes.

A todos los que me han dicho en estos años que «¿cómo se puede tener un mastín mascota en un piso?», después de años junto a ella puedo decirles que lo que no sé, es como no tenerlo.